“Ustedes tienen que seguir escribiendo la historia”

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Publicado en Página/12 – 28/4/2012 – Por Nicolás Lantos y Julián Bruschtein

Cristina Kirchner encabezó un multitudinario acto con mayoritaria presencia de militancia juvenil.En su discurso, la Presidenta agradeció a la oposición por su voto a favor de la expropiación de YPF y convocó a la “unidad nacional”. Tuvo varias frases dedicadas a los jóvenes y los convocó a “unirse y organizarse”.

Con un llamado a la unidad para avanzar sobre “políticas orientadas a cambiar el destino histórico de la Argentina” y una exaltación del rol de la juventud como garante de la continuidad del proyecto, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner encabezó el primer acto político masivo de su segundo mandato, ante una multitud que los organizadores calcularon entre 100 mil y 150 mil personas que superaron la capacidad del estadio de Vélez y coparon el barrio de Liniers. Atento en el repaso de las medidas tomadas durante los últimos nueve años (y sus efectos en la sociedad) tanto como en la organización del espacio político de cara a 2015, el discurso de CFK, que fue la única oradora de la tarde, no se detuvo como otras veces en la crítica a la oposición política y mediática, sino que buscó tender puentes con otros sectores y agrupar al a veces variopinto espectro que conforma la militancia kirchnerista. La presencia masiva de organizaciones sociales, políticas y sindicales dieron marco a una tarde otoñal en la que la única ausencia notoria, aunque con aviso, fue la de la CGT.

“La historia no se escribe en línea recta, tiene marchas y contramarchas, por eso tenemos que tener claridad. Después de vivir una Argentina dividida, tenemos la necesidad de encontrar la unidad nacional, más aún en este mundo complejo y con la oportunidad histórica que se nos abre como país y región”, arengó la Presidenta, luego de destacar “el consenso mayoritario de las principales fuerzas políticas de la Argentina que acompañaron para que el país, más allá de este gobierno, recupere YPF”. La expropiación de la petrolera le dio su tinte a la tarde, un leitmotiv que se repetía en remeras, cantitos, banderas y hasta un globo que flotaba sobre el estadio, además de que fue uno de los temas excluyentes de charla en las horas de espera al acto. Pasado el mediodía, buena parte de las tribunas ya estaban repletas mientras que el tráfico de gente que ingresaba al campo era continuo y caudaloso.

“YPF es de todos los argentinos y para todos los argentinos, y es de bien nacido agradecer a las fuerzas políticas que acompañaron. La voluntad, el compromiso y el sacrificio personal sirven para que las cosas salgan bien: por eso tenemos que trabajar juntos y organizados para que las cosas en el país salgan mejor”, insistió la mandataria.

Cristina Kirchner habló desde un atril con el lema “Unidos y organizados” ubicado en el centro de un enorme escenario, que ocupaba todo el ancho del terreno de juego, dividido en tres sectores. A ambos costados, dos palcos con capacidad para más de un centenar de personas cada uno, donde alternaban legisladores, intendentes, dirigentes políticos y sociales, Madres de Plaza de Mayo (“ojalá nunca más una madre tenga que ponerse un pañuelo en la cabeza”, les dijo) y otras figuras cercanas al kirchnerismo. Las dos alas del escenario estaban comunicadas entre sí, pero sin acceso a la “cápsula” central, donde estaba el espacio reservado a la Presidenta, y alrededor de cuarenta dirigentes de primera línea, incluyendo al gabinete en pleno, gobernadores, jefes de bloque y referentes de las organizaciones que convocaron al acto. Los lugares de privilegio, flanqueando a CFK, fueron para el titular del bloque de Diputados e integrante de la Corriente Nacional de la Militancia, Agustín Rossi; el referente del Movimiento Evita, Emilio Pérsico; el secretario general de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, y el diputado del Frente Transversal Edgardo Depetri, todos ellos organizadores del evento.

En segunda fila se destacaba la presencia de Máximo Kirchner, codo a codo con su tía, la ministra Alicia Kirchner; el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el vicepresidente Amado Boudou. Y un dato que no pasará inadvertido para los analistas políticos: en la misma hilera (aunque del otro lado) estaba ubicado el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, hombre cercano a La Cámpora, mientras que el gobernador y titular del PJ bonaerense, Daniel Scioli, tenía su lugar justo detrás de él. También llamó la atención la presencia en un lugar destacado del secretario general de la CTA, Hugo Yasky, y el titular de Suteba, Roberto Baradel, un gesto de distensión luego del distanciamiento entre la mandataria y los gremios docentes tras las críticas durante su discurso de apertura del año legislativo.

Lo hecho y lo que falta

CFK destacó que se haya elegido esta fecha para realizar el acto en lugar del 11 de marzo, como había sucedido el año pasado. Fue el noveno aniversario de los comicios de 2003, cuando Néstor Kirchner salió segundo aunque alcanzó la presidencia ante la negativa de Carlos Menem de someterse a un ballottage. A partir de ese día se comenzó “a construir, a partir de convicciones históricas, de principios políticos, una historia”, destacó, para rematar: “Jamás permitiremos que la vuelvan a escribir desde afuera o desde intereses contrarios a los de la Patria”.

Antes del discurso, las pantallas habían mostrado un video que, arrancando con imágenes de la represión en 2001, iba deteniéndose en los principales mojones que hacen a la “mística” kirchnerista, intercalando fragmentos de discursos de Néstor y de Cristina Kirchner. Entre el público (y arriba del escenario también) podían verse ojos vidriosos por las lágrimas contenidas. La Presidenta evocó a su marido quien, dijo, estaba presente en el acto junto con los 30 mil desaparecidos. “Pero lo más importante –remató, mirando a los militantes– es que estén ustedes.”

Luego se refirió al rumbo que tomó su segundo mandato: “Pensar que cuando hablé de sintonía fina empezaron a elaborar teorías sobre qué significaba, que se iba a retroceder –señaló, en uno de los pocos pasajes en los que se refirió a la oposición mediática y política–. Qué poco me conocen, y qué poco conocen al pueblo argentino, porque estas conquistas no pertenecen a una Presidenta sino a toda la Argentina.”

Hubo, como no podía ser de otra manera, varias frases para la juventud, ya que desde hace un tiempo es la idea-fuerza sobre la que gira el discurso y la praxis kirchnerista, en particular desde la muerte de Néstor Kirchner. Los jóvenes conformaban una amplia mayoría de la multitud que llenaba el estadio. CFK les pidió que desde la política piensen “nuevas formas de participación, de intervención del Estado, modernas, contemporáneas, junto al sector privado, siempre con la dirección estatal, porque el Estado no puede declinar su responsabilidad en políticas económicas y sociales”. Y los interpeló a que se hagan cargo de la continuidad del modelo: “Las nuevas generaciones son las que tienen que tomar la posta y la bandera, para seguir con los ideales de 200 años de historia”.

Por último, celebró sentirse “nuevamente parte de un proyecto común”. Y concluyó: “Si ese proyecto es el de un país que crece, que incluye, que protege, que brinda, que repara, es entonces el camino que alguna vez soñamos cuando éramos muy jóvenes. Ustedes tienen una inmensa suerte de vivir en democracia plena, donde cada uno puede decir, hablar y sentir lo que quiera, esto es algo maravilloso”. Luego del discurso no hubo –todo un detalle– marcha peronista. Sí sonó el jingle de la campaña de 2009, y luego una canción de Los Redonditos de Ricota. En ese momento la Presidenta, como hacía su marido, se dejó arrastrar por la multitud que se estiraba para abrazarla.

La cancha en imágenes

Las arengas, las banderas, la convivencia de las distintas organizaciones. Los que estaban, los que hicieron fuerza para entrar. Los saludos bolivarianos.

Por Nicolás Lantos y Julián Bruschtein

Entre la multitud un grupo de venezolanos se movía de acá para allá con la bandera de su país. Antes de entrar, por cada lugar donde pasaban, la gente los vivaba y les mandaba fuerza para el presidente Hugo Chávez, afectado por un cáncer. Durante su discurso, mientras hablaba del buen momento político que vive Latinoamérica, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fijó su vista en el grupo y amplificó el saludo para Chávez. “Un gran abrazo para el presidente Hugo Chávez Frías. Le deseamos su pronta recuperación y cura”, envió Fernández de Kirchner al mandatario venezolano.

Las organizaciones políticas, sociales y gremiales se repartieron las tribunas y el campo de juego de manera ordenada. Las banderas blancas con la simbología de la agrupación La Cámpora ocuparon casi toda la popular en el fondo, frente al escenario, salvo un importante espacio en el que se acomodó la Corriente Peronista Nacional y Popular. El rojo y negro –también el azul y blanco– del Movimiento Evita hicieron lo propio con las dos bandejas de las plateas ubicadas en el sector izquierdo de donde se situó la Presidenta. A la derecha arriba, el Frente Transversal, la CTA, Segundo Centenario, el Partido Comunista Congreso Extraordinario, el Frente Grande y Nuevo Encuentro del diputado Martín Sabbatella y en la bandeja de abajo el Kolina de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner. En el campo se mezclaron la Tupac Amaru con los estatales de UPCN del Ministerio de Economía.

Varias horas antes de empezar el acto los locutores ya arengaban a la multitud. “Vamos a mostrar que podemos cantar una canción todos juntos”, agitaban intentando acompasar a las agrupaciones que entonaban en síncopa y desdibujaban la letra del cantito. Uno de ellos era el gerente general de noticias de Canal 7, Carlos Figueroa, agitaba a la militancia enfundado en una remera con el logo de YPF, pero con las siglas de la Presidenta: CFK.

“A ver los compañeros de UPCN Económicas, que bajen la bandera por favor así la Presidenta los puede ver a todos”, dijo la locutora oficial a los militantes que llevaban una gran bandera que tapaba la visión de casi todo el campo. “UPCN Económicas, por favor bajen la bandera”, llegó a repetir en varias ocasiones, pero nunca le hicieron caso. La bandera en cuestión era de UPCN del Ministerio de Economía en realidad, igualmente sin el error de por medio los animadores ya habían intentado apelar a la solidaridad de los muchachos que jamás se dieron por aludidos.

Casi en el centro del campo, un grupo de cerca de trescientas personas no paraba de saltar y cantar consignas kirchneristas. Mientras se entonaba el Himno Nacional desplegaron una bandera blanca con la imagen del dirigente Germán Abdala y Néstor Kirchner con la inscripción “Fortalecer el Estado para liberar la Nación”, una frase ideada por el dirigente gremial. La columna era de ATE Capital, del sector que encabeza la secretaria gremial, kirchnerista, en medio de la línea opositora que reina en el sindicato.

Delante del escenario central había un pasillo para los invitados especiales. Entre ellos se pudo ver al nieto recuperado y secretario de Derechos Humanos de La Cámpora, Horacio Pietragalla, y la secretaria nacional de Juventud, Laura Braiza. Entre las múltiples personalidades apareció el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, sin traje ni corbata y con una campera negra. Al ser consultado sobre por qué no estaba en el escenario, aseguró: “Yo soy gente común”.

El ingreso al estadio José Amalfitani era un descalabro por la cantidad de gente que continuaba llegando de todas partes. En medio del mar de personas el intendente de Moreno y ex diputado nacional, Mariano West, navegaba de puerta en puerta para poder ingresar, pero sus dos primeros intentos fueron infructuosos. A la tercera logró ingresar y llegar hasta el escenario central, donde compartió el discurso con sus pares Darío Díaz Pérez, de Lanús, y Francisco “Barba” Gutiérrez, de Quilmes, entre otros.

Más de trescientos representantes de agrupaciones políticas, gremiales y sociales ocuparon los escenarios a ambos lados de la zona central que encabezó la Presidenta con su gabinete y personalidades ligadas al kirchnerismo. También se encontraban la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y la titular de la Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, que compartieron la escena central con la Presidenta junto al secretario general de la CTA, Hugo Yasky, y el titular de Suteba, Roberto Baradell. En otro sector se pudo ver al diputado Carlos Heller y su par Martín Sabbatella junto a un grupo de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y la ex diputada Cecilia Merchán. La intendenta de Paraná, Blanca Osuna, y el diputado Guillermo Carmona se encontraban también en los primeros lugares. Sindicalistas de la CGT también se sentaron en los palcos, como el dirigente de los docentes privados Horacio Ghilini y Eduardo Berrozpe, líder de los trabajadores bancarios.

 

El fervor de reconocerse juntos

El resurgimiento militante hilvanó el sentimiento que expresaron los protagonistas de las distintas agrupaciones que colmaron el estadio de Liniers. “Estamos construyendo la historia colectiva”, “Esto es una fiesta”, repitieron envueltos en la pasión.

Por Marta Dillon

La cita fue en una cancha de fútbol, escenario de pasiones populares y sentimientos que, para explicarlos, hay que vivirlos. Ayer, en Vélez, la pasión era el aire que se respiraba, espeso y caliente como el humo que despiden los chorizos cuando están a punto. Pero el sentimiento, a ése sí se lo sabía expresar. Estaba en las banderas, en ese modo de vocear la introducción del Himno Nacional hasta convertirlo en baile y en arenga, en las remeras que desafiaban los lugares comunes de la descalificación –“joven incauto captado por la militancia”, decía una–, en las lágrimas que se enjugaban con el dorso de la mano. Pero al sentimiento que convirtió en verano una tarde fría de otoño, además, se lo podía explicar. Con palabras claras, tan pensadas como vívidas, capaces de recorrer nueve años de historia y dar cuenta de cómo la sorpresa y el “apoyo” frente a las primeras medidas tomadas por el kirchnerismo en 2003 se convirtieron en fervor militante. De cómo la sospecha hacia “la política” se trastocó en orgullo por apropiarse de esa herramienta para empezar a ser, cada quien, protagonista de la historia colectiva.

El acto de ayer fue un acto militante. Era imposible contar, como se hace habitualmente, cuánta “gente suelta” llegó hasta la cancha porque aun quienes no habían ido encolumnados declaraban su pertenencia política con orgullo o se incorporaban a las columnas para que el abrazo del calor popular fuera más apretado. Así entró María Angélica a la cancha, con sus tres hijos de la mano y cobijada por dos mujeres de una de las agrupaciones que integran Kolina, la fuerza política de Alicia Kirchner. Cocinera en una pizzería de Ramos Mejía, nacida en el ’81 y madre desde los 19, María Angélica sintetizó el porqué de su concurrencia con tres palabras: “Ganas de estar”. Ayer, abrigó a sus chicos apenas volvió del trabajo y se tomó un colectivo de línea hasta Liniers. “Vinimos solos, pero no estamos solos. Es una manera de enseñarles a los chicos que si una quiere algo tiene que poner esfuerzo, tiene que defender lo que quiere”, dice y después agrega: “Yo a Cristina siempre la quise”.

“Esto es una fiesta, no tenemos más que festejar. Mirá, está mi mamá, mi hermana, mis compañeros. Es como el cumpleaños de tu mejor amigo”, hablaba y se reía a la vez Lorena Leal, una mujer de 36 que a los 20 militaba en organizaciones sociales, “en educación popular, porque en esos años no había espacios políticos en los que me pudiera sentir parte. En esa época yo quería que las cosas cambiaran, pero la verdad es que creíamos que era una causa perdida. Si algo recuperamos es la capacidad de soñar, pero soñar con libertad, pensando que después va a ser posible”. Lleva puesta una remera verde, “de la Nacional y Popular de Avellaneda”. Con su mamá se encontró sin saber que iban a estar las dos ahí, ya no viven juntas y entre el trabajo y el estudio se ven poco. Esa actividad, de alguna manera, es una confirmación para ella de que su lugar, ayer, estaba en la cancha de Vélez: “Yo empecé a laburar y estudiar después de Néstor Kirchner; me estoy pagando la licenciatura en cine”. Pero no es el cambio en su situación personal lo que definió que se integre a este nuevo modo del viejo peronismo sino lo que ve en Villa Corina, el barrio donde sigue militando: “Mirá a la gente a tu alrededor, mirá la forma de vestirse. Antes andaban desgarbados, comiendo de la basura lo que encontraban. Recuperamos la dignidad, la autoestima, ahora la comida se sirve en la casa. Recuperamos la subjetividad, una subjetividad propia, no colonizada”. Lorena se deja acariciar por las banderas que flamean y la despeinan, desde donde está no ve el escenario, ni siquiera las pantallas gigantes que antes de la llegada de la Presidenta resumieron en imágenes ese guión que hablaba de la salida del infierno, la estadía en el purgatorio y la promesa de ir un más allá pero de este lado, del lado de quienes viven. No le importa; está rodeada de compañeros y compañeras y el festejo está donde ellos están. “¿Si tuve dudas de este proyecto? Te puedo decir que a ella la quería menos que a él, qué sé yo, me parecía muy ‘cheta’, pero sabe construir mayorías; para hacer política hay que saber comerse sapos. Y ahora lo de YPF, ¿tengo que explicar algo más?”

La cerveza de medio litro a diez pesos, el chipá, los chorizos y las tortillas asadas en parrillas armadas sobre el asfalto fuera de la cancha, un hombre que muestra y reparte su propio afiche con el perfil de Néstor Kirchner y una leyenda: “Juro que lo vi en Vélez”. En la cancha no falta nada, ni siquiera las banderas que cubren por completo las tribunas y se mueven como si fueran parte de una coreografía ensayada. José Ramírez, rosarino de 33, salta como si algo más que sus piernas fuera capaz de sostenerlo y canta con la multitud embanderada con las insignias de La Cámpora aquella canción que ahí, en el acto de Vélez, parecen saber todos: “A pesar de las bombas y los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos ¡No nos han vencido!”. Estudiante de Estadísticas, José se declara “hijo de la 125. Para mí fue un antes y un después, ya venía teniendo coincidencias con el kirchnerismo pero me sentía más cerca de Proyecto Sur; después de la 125 no lo pude sostener más. Para mí, como para un montón de compañeros de la facultad y del laburo, era como si vinieran a quitarnos las cosas que veníamos consiguiendo, por eso empecé a militar. Y me comprometí más todavía después del 27 de octubre de 2010. Ahí me di cuenta de que si no salíamos a la calle, nos pasaban por encima”.

El relato que hace este joven de su historia militante es un relato insistente, repetido, una huella por la que se puede transitar para entender este estadio repleto de agrupaciones políticas y sociales –pero también politizadas en el más estricto sentido de ese neologismo–. Esos dos hechos –el conflicto por las retenciones móviles y la muerte del ex presidente– no sólo marcaron el compromiso de muchos y muchas de los que estuvieron ayer escuchando a la Presidenta, también diseñaron nuevos entramados sociales. Ezequiel Echenique y Camila Roel, de 24 y 22, apenas unos niños cuando el estallido social de 2001 fue calificado como infierno. Estudiante de traductorado de inglés uno, y de periodismo, la otra, dicen que cuando fue “el conflicto con el campo” se sintieron como si fueran ellos dos contra el mundo. Había gente con la que ni siquiera podían hablar. “Mi familia es de Recoleta. Imaginate, me costó un año entero que me entiendan –dice Camila–; para ellos la política era una mierda, pero no, es una herramienta de cambio. Lentamente fuimos convenciendo a los que dudaban o estaban en contra. Es que hay cosas que son innegables, como lo de YPF.” Ezequiel completa la pintura de su aldea: “En la facultad, antes, reconocías al que era de River o de Boca. Ahora también reconocés a quienes estamos con este proyecto porque queremos dar debate. Antes te saltaban a la yugular, ahora el debate sigue. Y eso está buenísimo, porque es debate político”.

Fuera de la cancha pero dentro del estadio, el estruendo de los redoblantes es como una tormenta; se estremecen los parches y tiemblan quienes forzosamente salieron para que otros pudieran ingresar porque apenas es posible caminar ahí donde la Presidenta vence la afonía para agradecer y estimular a las jóvenes y a los jóvenes que tienen que tomar la posta de lo que ahora mismo está en construcción. Un grupo de adolescentes con las banderas de su agrupación puestas como si fueran capas de superhéroes buscan conjurar a la gravedad tratando de trepar un plano demasiado inclinado. Unos se agarran con otros para llegar al final, a una baranda que sirve de sostén para los audaces. Julio Orellano los deja hacer. Vino de Luján con la mesa de trabajo que integra, vinculada a La Cámpora. “Yo soy desocupado, pero más allá de mi situación personal, lo que me motiva es ver a los chicos hablando, discutiendo, participando. Me motiva como papá y como militante. Para mí, tener una presidente mujer es como borrar el pasado y abrir una esperanza nueva. Si ella está ahí y fue reelecta, todo puede cambiar”, dice haciéndose cargo de las inequidades de género. Carlos Pizarro, de 66, también pone en juego el género pero de otra manera. “¿Por qué estoy acá? Porque la amo”, dice y los ojos celestes se hacen un poco más transparentes. Integrante de Unidos para la Victoria, una agrupación que reúne a seis comunas de la ciudad de Buenos Aires y que se formó hace apenas unos meses resume su sentimiento: “Nos sentimos reivindicados primero como generación y ahora como pueblo. El peronismo ya no está vaciado de pueblo, ya no lo puede captar la derecha”.

No todos pudieron escuchar a Cristina Fernández de Kirchner. Entre los cantos y los bombos, las palabras se perdieron un poco. De todos modos, eso de lo que muchos hablan como si fuera una misión, o mejor, un compromiso, está cumplido. “Esto no se sostiene sin participación popular, lo sabemos, los venimos viendo, lo aprendimos de jóvenes aunque de grandes nos convertimos en desconfiados. Pero acá estamos, orgullosos de ser protagonistas de un cambio”, dice Humberto Paz, de 57, ex preso político, exiliado, con su nieto sobre los hombros. A su lado, su compañera. Liliana Valente, de 66, llora sin vergüenza de frente a una pantalla que muestra los últimos saludos de Cristina Fernández antes de abandonar la concentración. “Estoy emocionada por YPF, por la lucha de tantos años, por los años que vendrán, porque soy docente en Laferrere y venimos empujando desde hace décadas y ahora veo cómo los chicos volvieron a la escuela.” Fue el hijo de ella el que enseñó a esta pareja que se formó cuando terminó el exilio a volver a confiar: “Se aprende de los hijos y de eso se trata este acto, de aprender de cómo ellos pueden cambiar la historia. Y de la alegría de participar, que es una responsabilidad política de todos y de todas, pero sobre todo es esta emoción y esta alegría”.

Voces que se escucharon en el estadio

Muchos coincidieron en señalar el carácter “histórico” de la etapa que vive la Argentina. También destacaron que la masividad del encuentro muestra el amplio respaldo que tiene hoy la Presidenta y llamaron a profundizar el modelo.


Imagen: DyN & Leandro teysseire.

– Alicia Kirchner, ministra de Desarrollo Social: “Reivindico la militancia a partir de la enorme cantidad de compañeros que se acercaron a apoyar a la Presidenta. Se recuerda aquella elección de Néstor, que fue el inicio de la construcción de la nueva Argentina”.

– Amado Boudou, vicepresidente: “Estamos atravesando un momento histórico muy importante de la historia argentina, fruto del enorme esfuerzo de los últimos dos gobiernos. Vamos a seguir con la sintonía fina, con la profundización del modelo. Vamos a seguir creciendo, no nos detendremos, seguiremos construyendo un país para los cuarenta millones de argentinos”.

– Juan Manuel Abal Medina, jefe de Gabinete: “Fue muy importante para nosotros el enorme apoyo que tuvimos para sacar la ley. La mayoría de los partidos políticos acompaña. Eso habla muy bien de ellos, que dejen de lado algunas diferencias porque no sirve para nada anteponerse a los intereses de la patria. Pocas veces vivimos períodos históricos con nueve años de crecimiento. Estamos mejor que antes. La semana que viene vamos por la recuperación de YPF, es un hecho histórico porque YPF somos todos y es Argentina”.

– Daniel Filmus, senador: “Me tocó compartir, ser parte del gabinete de Néstor Kirchner, empezar desde la nada, y de a poco se fue reconstruyendo el tejido social, el trabajo, la salud, y todavía hay más para adelante. Esperamos el próximo miércoles el debate en Diputados para poder decir que YPF es argentina nuevamente”.

– Martín Sabbatella, diputado: “Fue un acto maravilloso e impresionante, un gran abrazo popular y militante al proyecto nacional inaugurado por Néstor Kirchner y a esta Presidenta. Es la demostración de que hay un pueblo que ha recuperado el valor de la política, de la militancia, de la mística y de la épica de un país mejor”.

– Milagro Sala, dirigente del Movimiento Tupac Amaru: “Hay que hacer muchos Vélez en todo el país para seguir profundizando el modelo, tal como está haciendo Cristina con YPF y para continuar organizando al pueblo en este modelo nacional y popular. Por eso, más de 5000 tupaqueros nos movilizamos desde Jujuy y muchos otros miles desde otras provincias, porque estamos convencidos de que hay que bancar a Cristina”.

– Carlos Heller, diputado: “Vinimos a Vélez para acompañar a la Presidenta, para hacerle saber que estamos con ella, que defendemos este modelo de país y que cuenta con nosotros para seguir trabajando en todo lo que falta”.

– Gabriel Mariotto, vicegobernador bonaerense: “Ella se anticipa a los sueños de la gente y anuncia y lleva adelante políticas que generan profunda admiración. Es una gran alegría que la ciudadanía se movilice para expresarle su amor a la Presidenta, todos con profunda admiración y recuerdo a Néstor y agradecimiento a Cristina”.

– Débora Giorgi, ministra de Industria: “Es una manifestación más del masivo respaldo popular para la profundización de este modelo con inclusión que lidera Cristina”.

– José Ottavis, vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerenses: “Cristina está logrando el cambio más profundo. No sólo son hechos de gestión que reivindican al pueblo, sino que reconstruyó una sociedad, una ciudadanía consciente de que somos un todo, un conjunto”.

– Jorge Coscia, secretario de Cultura: “Cristina resaltó el rol de la juventud y la carga de futuro que hay en nuestros jóvenes como garantía de continuación de un proyecto esencial”.

– Gabriel Katopodis, intendente de San Martín: “Este acto nos moviliza y nos convoca también en un momento importante, donde nuestra Presidenta ha tomado una decisión transcendental como es la nacionalización de YPF.”