La vergüenza del colonialismo

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El reclamo histórico por Malvinas

Publicado en Tiempo Argentino, 13/04/2012 – (*) Discurso pronunciado el 2 de abril, en el contexto de la 126 Asamblea Interparlamentaria Mundial, donde participaron parlamentos de 118 países. Filmus encabezó la delegación argentina, integrada tambien por Rubén Giustiniani( FAP), Sonia Escudero (PF) y Juan Carlos Romero (PF)y los diputados Claudia Giaccone, Julia Perié (FPV) Alfredo Atanasof (PF) y Cornelia Smith (PRO).

Por Daniel Filmus (*) Senador nacional (FPV)

El Reino Unido ha aumentado la presencia militar británica en la región y se han introducido armamentos nucleares en una zona totalmente desnuclearizada y definida por los tratados internacionales como zona de paz

Queremos en primer lugar agradecer la hospitalidad del pueblo y el gobierno de Uganda y felicitarlos por la excelente organización de este evento.
Para la Argentina participar de las reuniones de la Unión Interparlamentaria siempre resulta un hecho de singular importancia. Ello se debe a que la historia de nuestro país debió transitar por numerosos momentos en los cuales las dictaduras militares interrumpieron el orden democrático e instalaron gobiernos autoritarios que desconocieron la voz de nuestro pueblo. Estos gobiernos no sólo conculcaron las libertades democráticas e impidieron la participación política ciudadana sino que han censurado, perseguido, asesinado, desaparecido a decenas de miles de compatriotas. La última dictadura militar, por ejemplo, dejó mas de 30 mil víctimas entre muertos y desaparecidos.
Hoy podemos decir con orgullo que en el próximo año 2013 por primera vez en la historia de nuestro país celebraremos 30 años ininterrumpidos de funcionamiento del Parlamento en un contexto de democracia plena.
También podemos decir que lo hacemos con Memoria, Verdad y Justicia, pues la democracia argentina ha juzgado y está condenando a quienes han asesinado, torturado y desaparecido a niños, jóvenes y adultos y han practicado el terrorismo de Estado. Hoy hay más de mil violadores de Derechos Humanos que han sido juzgados y más de cien condenados por la justicia ordinaria. Las nuevas generaciones argentinas se están formando con la conciencia de que no se puede construir una sociedad democrática y justa.
Creemos firmemente que el tema elegido para esta reunión es de vital importancia para el fortalecimiento de las democracias y para el bienestar de nuestros pueblos. Esta importancia se potencia en el actual contexto de crisis financiera internacional que estamos atravesando.
Plantear el eje central de la relación de los parlamentos con los pueblos que los votaron, significa revalorizar la política como el ejercicio ciudadano de participación popular para la elaboración de las políticas públicas.
Decimos que es oportuno el tema elegido porque la crisis financiera muestra las consecuencias de lo que ocurre cuando el poder económico de las corporaciones pretende conducir los destinos de la economía a nivel global y local por encima de las soberanías populares que se expresan en el voto hacia sus autoridades y sus parlamentos. Los que creemos que la política es la herramienta por excelencia para mejorar las condiciones de vida del pueblo y lograr la justicia social no sólo debemos acortar la brecha de nuestros parlamentos con las demandas de la ciudadanía y, al mismo tiempo, generar nuevas condiciones de transparencia en la gestión. También debemos poner límites firmes a la pretención de sustituir a la política por los intereses de las corporaciones financieras. Esto sólo se puede lograr si los representantes del pueblo somos la garantía del cumplimiento de las propuestas programáticas que nos llevaron a ser merecedores del voto de la población y con genuina coherencia no defraudamos sus expectativas.
En la medida de que los parlamentos se alejan de las preocupaciones de los ciudadanos que los votaron y se dejan imponer las agendas de los sectores de la especulación financiera global que ya han mostrado su fracaso, degradan la democracia como el mejor y único sistema que concebimos para que el pueblo decida su propio destino y el modelo social que elige para vivir. De esta manera se ensancha la brecha de los representantes con sus representados y del Parlamento con el pueblo. Esta situación la hemos vivido en la Argentina hace muy poco tiempo cuando en el año 2001, el pueblo salió a la calle a pedir “que se vayan todos” refiriéndose a quienes gobernaban y quienes eran sus representantes en el Parlamento, logrando hacer renunciar al gobierno y generando una crisis de representación que costó mucho tiempo y esfuerzo para poder ser revertida.
Hoy, una década después, podemos afirmar con convicción que nuestra región, América Latina, está transitando un camino de estrecha vinculación entre pueblo y parlamentos y llevando adelante procesos de transformación altamente participativos. Tanto la Argentina como el resto de los países del continente vienen mostrando que, a pesar de la crisis financiera internacional, es posible crecer, desarrollar la economía y, al mismo tiempo, mejorar la distribución de la riqueza. Nos animamos a plantear que el camino elegido por América Latina para enfrentar los actuales desafíos de la democracia y del desarrollo económico puede servir de ejemplo en otras latitudes del mundo para la construcción de sociedades más plurales y más justas donde se debe respetar y valorar todo tipo de diversidad. Se trata en gran medida que nuestros países se apoyen en políticas de integración regional, y en las capacidades de nuestros pueblos para evitar que las consecuencias de la crisis global generada en los países centrales, impacten negativamente en las condiciones de vida de quienes representamos.
Queremos denunciar en esta prestigiosa tribuna que el Parlamento argentino ve restringida su capacidad de hacer valer la soberanía de la Nación Argentina en una porción de nuestro territorio. En efecto, desde el año 1833, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte ha ocupado militarmente las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, ha desalojado a la población argentina que allí residía pacíficamente y ha instalado un régimen colonial insostenible en pleno siglo XXI.
Las Naciones Unidas en el año 1965 tomando en cuenta esta situación ha instado a las partes a negociar bilateralmente la salida al conflicto de soberanía planteado sobre este territorio a través de la Resolución 2065. Desde ese momento, las Naciones Unidas y su Comité de Descolonización reiteran anualmente este llamado a las conversaciones directas que el Reino Unido niega sistemáticamente.
Más aun, en los últimos años ha aumentado la presencia militar británica en la región y se han introducido armamentos nucleares en una zona totalmente desnuclearizada y definida por los tratados internacionales como zona de paz. También unilateralmente se han comenzado a explotar recursos económicos pesqueros e hidrocarburíferos que son recursos de nuestro pueblo argentino y de nuestra región latinoamericana. Al mismo tiempo se han reiterado las denuncias de riesgos de desastres ambientales por causa de estas explotaciones.
Es por ello que junto con toda la región de América Latina y el Caribe, cuya solidaridad con esta causa se ha expresado unánimemente en esta reunión por el GRULAC, reclamamos una vez más el inmediato cumplimiento de la Resolución 2065 de las Naciones Unidas, la desmitalirización de la región y el cese de las explotaciones unilaterales de recursos naturales. No habrá posibilidades de construir un mundo más democrático y justo si algunos países se pueden dar el lujo de desconocer las resoluciones de la Naciones Unidas sin ninguna consecuencia frente a la comunidad de naciones. No habrá un mundo donde todos vean respetados sus derechos si no terminamos con la vergüenza que significa sostener situaciones coloniales obsoletas que atentan contra la soberanía territorial y política de nuestros pueblos.
Una vez más, desde esta tribuna que reúne a los representantes de los parlamentos de todo el mundo democrático, reiteramos nuestra vocación irrenunciable a continuar transitando todos los caminos diplomáticos y pacíficos para recuperar la integridad territorial de la Argentina, respetando los intereses de quienes viven actualmente en las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. Lo hacemos con la convicción de que la misma democracia e igualdad por las que trabajamos desde nuestros parlamentos para cada una de nuestras comunidades, también debe imperar en el orden internacional para construir un mundo verdaderamente justo donde todos, absolutamente todos sus habitantes, puedan vivir en condiciones de dignidad.