“Hoy existe una fuerza específicamente kirchnerista que tiene peso propio”

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Revista Debate. 14/07/2012. Por Manuel Barrientos.

Daniel Filmus, senador nacional del FPV, evalúa los eventuales cambios en la base 
de sustentación del Gobierno luego de la ruptura de la CGT y las tensiones con Scioli.

La Corriente Nacional de la Militancia, que integra a diferentes espacios del kirchnerismo, se reunió el último viernes 6 en la ciudad de Paraná y emitió un documento en el que planteó que “es tiempo de sumar y articular; no es el momento de dividir y fragmentar”. Los destinatarios parecían claros, en tiempos en los que se formalizaba la fractura de la CGT y crecían las tensiones entre el gobierno nacional y el gobernador bonaerense Daniel Scioli. Allí, también señalaron que “esta etapa del proceso político y social no admite actitudes mezquinas e individualistas”. Y agregaron: “Tenemos que avanzar en formas de organización superadoras, que le otorguen a la Presidenta, a lo largo de toda la Argentina, una fortaleza territorial permanente”.
En la entrevista con Debate, uno de los referentes de La Corriente, el senador nacional Daniel Filmus, critica a quienes anticiparon sus ambiciones presidenciales en 2015 y sostiene que hay sectores del peronismo que “quieren recuperar un modelo permeable a las corporaciones”. El ex ministro de Educación también reconoce las dificultades que genera la división de la CGT, pero indica que los respaldos que Hugo Moyano pueda obtener en el campo gremial, será difícil que pueda trasladarlos al terreno de la lucha política. “Hoy el PJ tiene la conducción de Cristina”, asegura.

Después de las elecciones presidenciales, se habló de la reunificación del peronismo y del regreso de algunos dirigentes que habían jugado por fuera del FPV. Sin embargo, hoy se observan distintas tensiones internas. ¿A qué obedecen?
Por un lado, creo que Cristina, en el acto de Vélez, planteó que los ejes centrales para esta etapa deben ser la unidad y la organización. También señaló que lo relevante es que coincidamos en los objetivos y que no importa tanto de dónde provenga cada uno. Es decir, trazó un esquema de sumatoria de esfuerzos, para transformarlos en diferentes perspectivas de organización. Quienes integramos la Corriente Nacional de la Militancia, trabajamos en esa dirección. Pero hay algunos que, aparentemente, adelantaron lo que debía ocurrir más adelante: la discusión de 2015. Nosotros entendemos que no tiene sentido dar ese debate en este momento, a sólo siete meses de que la Presidenta asumiera su segundo mandato.

¿Por qué cree que algunos dirigentes decidieron anticipar esa jugada, incluso antes de las elecciones de 2013?
Claramente el eje de la discusión radica en si seguir profundizando el modelo o responder al poder de las corporaciones, como ha ocurrido durante buena parte de la historia argentina del siglo XX. Entonces, algunos parecen interesados en retomar el mecanismo que el establishment siempre planteó: un Estado débil para que las corporaciones sean las que puedan incidir en la concentración de la riqueza, y del poder, en manos de unos pocos. Parece que hay algunos que quieren recuperar ese modelo permeable a la presión de las corporaciones y ya empezaron a dar batalla.

¿Quiénes?
Aparecen sectores que en estos nueve años acompañaron el sentido de transformación, como Moyano, que ahora plantean diferencias y les hacen el juego a aquéllos que quieren debilitar a Cristina para luego condicionar al futuro gobierno. Nosotros, en cambio, pensamos en la continuación de este proyecto en 2015 a través de la definición que tenga Cristina. No hay ninguna necesidad de discutirlo ahora.

En ese sentido, en el documento de La Corriente, ustedes señalan que éste no es el momento de disputar poder, sino de generarlo alrededor de la figura de la Presidenta. ¿A quiénes va dirigido ese mensaje?  ¿Sólo a Moyano o también a otros actores del peronismo?
No sólo del peronismo. Es un comunicado que también señala la necesidad de que los kirchneristas no hablemos sólo hacia adentro sino también hacia afuera del proyecto, que plantea que hay que incorporar nuevos actores y fuerzas, y seguir ampliando la base de sustentación del Gobierno: en los sectores populares, las clases medias, los sectores productivos. Es decir, a los beneficiarios de las políticas contracíclicas que el Gobierno está llevando adelante, con mucho esfuerzo, en medio de una crisis internacional enorme. Ese debate se dio con el sciolismo, con Moyano, pero hoy también aparece fuertemente un sector que quiere llevar aguas del peronismo al molino de Macri. Son alternativas muy diversas, que muestran un horizonte distinto al que imaginamos nosotros.

También hay otros gobernadores, como José Manuel De la Sota y Juan Manuel Urtubey, que hicieron públicas sus intenciones presidenciales. ¿Cómo se podrá mantener esa diversidad de intereses en 2013?
Nosotros estamos convencidos de que el 54 por ciento que logró Cristina en la última elección se sostiene en base a las medidas de intervención del Estado a favor de la actividad económica. En estos meses viajé a distintos países, y no se escucha otra cosa que no sea el ajuste o los efectos de la crisis. Desde ese punto de vista, si bien la crisis que se inició en 2008 nos pegó en las elecciones de 2009, creo que hoy la necesidad nuestra es salir a explicar con mayor fuerza las medidas que está tomando el Gobierno para mantener la actividad económica. Y, si uno mira las medidas que se tomaron o que votamos en el Congreso en los últimos seis meses, todas apuntan a profundizar el cambio: la nacionalización de YPF, la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central, el plan de vivienda, destinar el cinco por ciento de la cartera de crédito a la producción, la ampliación de los derechos que brinda la ley de identidad de género o de muerte digna.

En ese sentido, ¿rechaza aquellos análisis que indican que el Gobierno “terceriza” el ajuste a las provincias?
Hay muchas provincias que no se sobreendeudaron, que tuvieron gestiones que generaron las condiciones para resolver eventuales situaciones que amenazaran las tasas de crecimiento que veníamos teniendo. Y otras que, en cambio, no tomaron los recaudos necesarios. En ese sentido, es interesante recordar que, el año pasado, cuando discutimos la Ley de Presupuesto, esos mismos diarios, como Clarín y La Nación, nos criticaban porque decían que nuestra propuesta de un incremento moderado, en realidad, encubría crecimiento para después utilizar esos recursos de forma arbitraria… Ahora que vemos que esa medida era lógica, señalan que les estamos exigiendo el ajuste a las provincias… Por otro lado, si la Nación dejara de postergar y refinanciar a largo plazo, con un interés irrisorio, el cobro de la deuda que tienen las provincias, éstas se verían muy complicadas. Y es una deuda de más de veinte mil millones de dólares.

SISTEMA DE ALIANZAS
Desde 2003, el kirchnerismo se sustentó por medio de alianzas múltiples, que abarcan a gran parte de los PJ provinciales, el movimiento obrero, los movimientos sociales y algunos partidos de centroizquierda. ¿La ruptura de la CGT obliga a repensar esas alianzas?
No. Después del triunfo del 23 de octubre, no leí ningún comentario que no dijera que, con ese nivel de consenso que había logrado la Presidenta, los problemas no fueran a surgir desde adentro del kirchnerismo, porque está claro que por fuera del FPV y del peronismo no hay una oposición que tenga condiciones de disputar el poder. Entonces, todos los intentos apuntan a resquebrajar esa alianza que se basa en el movimiento obrero y en el justicialismo, pero que, como usted señala, también incorpora muchas otras fuerzas. Por eso, los sectores más vinculados al establishment del peronismo tradicional hoy, probablemente, estén mirando con simpatía la idea de buscar alguna alternativa para volver a las políticas anteriores. Pero también hay que entender que, a diferencia de lo que nos sucedió en 2008 y 2009, la movilización y la organización de los sectores kirchneristas son muy grandes. La Corriente, el Movimiento Evita y La Cámpora son tres grandes organizaciones transversales que están en todo el país, y con otros actores que se conjugan dentro de ese movimiento. Es decir, aparte del PJ y los sindicatos, existe una fuerza específicamente kirchnerista que tiene peso propio. Y esa fuerza hará en 2015 lo que la Presidenta crea que es la mejor alternativa para seguir profundizando el modelo.

En el documento, ustedes también advierten la necesidad de crear “organizaciones superadoras que le den fortaleza territorial a la Presidenta”. ¿Cómo se genera esa fuerza?
Con militancia, lugar por lugar. La Corriente está conformada por movimientos como el Evita y el Frente Transversal; por fuerzas políticas, como el Frente Grande; y muchos actores del Partido Justicialista, como es mi caso, el de Agustín Rossi, Teresita Luna, Fabián Ríos, Ruperto Godoy. Lo que hace falta es organizar esa heterogeneidad y aportar desde una perspectiva propia. Pero, en estos días, vimos un intento diferente de dar una disputa en la calle, que desde 2010 hasta la fecha eran hegemonía del kirchnerismo. Lo vimos con los cacerolazos incentivados por los medios de comunicación y con Moyano en Plaza de Mayo.

El peso de ambas movilizaciones fue muy diferente.
Sí, pero el impacto mediático del cacerolazo sobre las grandes ciudades fue importante. No obtuvo resultados, pero fue una pista de cómo se van a tratar de generar los mecanismos de presión y de descontento sobre algunas medidas que ellos interpretan que no representan a los sectores medios.

Más allá de la cuestión particular con Moyano, ¿qué reflexión le merece una nueva fractura del movimiento obrero, que hoy muestra un mapa con cinco centrales?
Para nosotros es problemático. Sin lugar a dudas, cuando uno está en el Gobierno, necesita actores organizados con los cuales se pueda dialogar y lograr acuerdos para seguir avanzando en el camino. Así que esta división, lejos de favorecernos, nos perjudica. De cualquier manera, hay una diferencia entre lo que es la pelea por los intereses genuinos de los trabajadores -para la que están hechos los sindicatos- y la voluntad política de inserción en la disputa de poder de Moyano.

¿En qué sentido?
Creo que los trabajadores lo van a acompañar en las reivindicaciones concretas -que son legítimas y merecen un debate-, pero otra cosa muy distinta se dará en la disputa del poder político. En ese sentido, Moyano no va a tener ningún acompañamiento. Y se veía claramente en el palco: los pocos dirigentes que estaban en primera fila no representaban lo nuevo del sindicalismo, salvo algunas excepciones.

¿No cree que Moyano pueda lograr una articulación electoral de esos respaldos?
No creo. Si uno ve a Moyano con el Momo Venegas, a Amadeo Genta con Julio Piumato, queda claro que es muy difícil que eso tenga una articulación política, porque uno supone que representan cosas muy distintas en términos de modelos de país.

Cuando renunció a sus cargos partidarios, Moyano señaló que el PJ es una “cáscara vacía”. ¿Hasta qué punto hoy el Partido Justicialista, a nivel nacional, logra articular a los distintos peronismos provinciales?
Aunque no de manera formal, el PJ tiene hoy la conducción de Cristina. Y si uno observa provincia por provincia, en las que gobernamos y en las que no, el PJ responde al proyecto nacional. Habrá algunos pequeños sectores con voluntad de tener una mirada distinta, pero la elección nacional del PJ de marzo del año próximo va a mostrar que el partido acompaña al liderazgo de Cristina, cada uno con sus características propias. La Argentina es un país federal y tiene miradas particulares en cada uno de sus gobernadores, con las que uno puede o no coincidir. De todas maneras, es natural que ahora haya quienes, por ejemplo, busquen armar una estructura peronista para Macri, porque eso sucede cuando la lucha por el poder se subsume a la interna del kirchnerismo.

¿Las primarias pueden servir para canalizar esas distintas miradas y ambiciones personales dentro del propio Frente para la Victoria?
Por supuesto que sí, en especial porque son obligatorias.

De todas formas, en 2011 muy pocos partidos las aplicaron.
No se implementaron porque no hubo gente que presentara listas alternativas. Sólo estuvieron las listas de quienes acompañamos a Cristina. Y el 54 por ciento que obtuvo implica que, realmente, Cristina resumía lo que planteaba el movimiento nacional y popular. De todas formas, creo que es más fácil que surjan distintas alternativas que se expresen en las PASO en aquellos territorios en los que el peronismo no tiene el control del Poder Ejecutivo.

Algunos dirigentes, como dijimos,  adelantaron su ambición de suceder a Cristina en 2015. Otros, en cambio, impulsan una reforma constitucional que, en algunos casos, incluye la promoción de una cláusula que habilite una nueva reelección de la Presidenta. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Como dije antes, nosotros vamos a seguir el camino que indique Cristina. Y la Presidenta ha planteado que no es un tema de agenda en este momento. Así que no es una preocupación ni una discusión que estemos promoviendo. La Corriente es una de las fuerzas, no la única, que van a estar donde Cristina diga que haya que estar.

Batalla Capital

El año próximo se vence su mandato en el Senado. ¿Cuál es su expectativa en términos electorales para 2013?
De acuerdo a lo que plantee la Presidenta, veremos cuál es el mejor espacio para que uno pueda seguir colaborando con este proyecto. Pero, de ninguna manera nosotros hacemos pasar nuestro acompañamiento al proyecto de acuerdo al lugar que nos toque ocupar coyunturalmente. Fui ministro de Educación, candidato a senador nacional, a jefe de gobierno, aun en condiciones difíciles. Estamos para aportar a este proyecto, así que luego se verá cuál es el mejor lugar.

Más allá de una eventual candidatura personal, ¿qué replanteos debe hacerse el kirchnerismo a nivel local para disputar poder en la Ciudad de Buenos Aires?
Nosotros queremos aprovechar esta elección de 2013 para posicionarnos en un doble sentido. En primer lugar, debemos tratar de tener mayor presencia como fuerza local, porque no alcanza sólo con el porcentaje de votos que podemos recoger a través de la herencia de la fuerza de Cristina. Queda claro que también tenemos que tener la mejor propuesta a nivel local. En ese sentido, debemos discutir los enormes déficits de gestión que tiene Macri y cómo podemos hacer una Ciudad mejor para todos. Aunque ha sido muy difícil hasta aquí poder dar ese debate.

¿Por qué?
Hay un sector importante de la Ciudad de Buenos Aires que prescinde del Estado para su vida cotidiana y no percibe en cuánto el Estado lo ayuda. Y eso condice con la mirada de Macri de un Estado ausente. Los sectores que más necesitan del Estado son más minoritarios en la Ciudad. Se trata de algo que ocurre en otras grandes ciudades de la Argentina, con actores que creen que la presencia del Estado local no es tan importante para su vida cotidiana. Por eso, nosotros tenemos que demostrar que es verdad que algunos pueden vivir bien porque el gobierno nacional está resolviendo los principales problemas de la Argentina, pero que vivirían aún mejor si todos viviésemos bien. Y eso implica una discusión que tiene que ver con interpelar al pueblo de la Ciudad con respecto a un modelo de ciudad integrada, solidaria y de calidad de vida para todos. Creo que tenemos que saber encontrar los caminos para poder hacerlo.

¿Qué modificaciones se requieren para encontrar esos caminos?
Lo peor que nos puede pasar, como ocurrió en la última elección por la presión de los medios, es que se plantee a la Nación y la Ciudad de Buenos Aires como si fueran antagónicos. Pero si los porteños no nos votaron en la proporción que necesitamos para gobernar la Ciudad, tenemos que mejorar la forma de comunicar nuestro mensaje, porque no supimos explicar por qué nuestro proyecto es el que favorece a todos y no sólo a un sector.