El problema de la seguridad, la policìa porteña y Jorge Palacios

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El problema de la seguridad en la Ciudad de Buenos Aires es un tema central, que el 60% de los vecinos evaluó como prioritario a la hora de diseñar la agenda de las preocupaciones más acuciantes. En ese marco fue creada la nueva Policía Metropolitana, precisamente con el objetivo de mejorar la seguridad de los porteños y porteñas. Por ese motivo, el reciente planteo de autoridades del Gobierno de Mauricio Macri acerca de que la represión de los piquetes será una de las principales metas de la Policía, nos parece alarmante. Es cierto que este cuerpo debe velar por el cumplimiento de la ley y trabajar para que las protestas tengan un marco respetuoso y pacífico, pero es preocupante que reprimir las manifestaciones populares pase a ser el principal objetivo y que se instale de esta manera la idea de represión, cuando los últimos conflictos que atravesó el país se fueron resolviendo a través del diálogo y la persuasión. Efectivamente, durante 6 años el Gobierno Nacional demostró que se pueden evitar hechos que todavía nos duelen: la última vez que hubo represión en Argentina fue con el asesinato del docente Fuentealba en Neuquén o con la muerte de los militantes Kostecki y Santillán, y de ninguna manera queremos que hechos como estos se repitan.

Siendo fundacional esta Policía para la ciudad, la impronta que asuma en sus inicios va a ser definitoria, y si lo que el Gobierno de la Ciudad está definiendo como prioridad no es cuidar la seguridad sino reprimir manifestaciones es para preocuparse. Ningún paso de un vehículo vale una vida humana.

Con estos ejes estamos trabajando en torno a dos aspectos centrales: por un lado, respaldando a Memoria Activa y a los familiares de las víctimas del atentado a la Amia encabezamos la revisión de la designación de Jorge Palacios al frente de la Policía Metropolitana. Estamos juntando firmas en mesas en toda la Ciudad para un petitorio que le exige al gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires su inmediata remoción. En ese documento, desaprobamos la designación de una persona que está sospechada de haber sido partícipe del encubrimiento del atentado terrorista en la AMIA, y que justifica el terrorismo de estado en su libro «Terrorismo en la aldea global», ya que sólo puede significar: autoritarismo, represión e impunidad.

Asimismo, salimos a debatir estos temas respecto del rol y la formación y educación de la nueva Policía de la Ciudad. Insisto en que se puede cuidar el orden público a través de la disuasión y nunca, de ninguna manera, a través de la violencia.

Por eso nos parece que el trabajo que hay que hacer con la Policia porteña tiene que estar orientado a cuidar la seguridad de los vecinos y a trabajar de cerca con los barrios y las comunas, en complementación con la Policía Federal hasta que consigamos su transferencia con recursos.

En relación a la designación de Palacios, el mecanismo fundamental que promovemos es tratar de rever la ley a traves de la cual fue nombrado. Para muchos puestos de la Ciudad, como los Defensores, hace falta hacer audiencias públicas, ese mecanismo permite que la gente pueda expresar, analizar el curriculum y estar a favor o en contra y que una eventual designación surja del consenso de las fuerzas sociales y polìticas.

Daniel Filmus