El Congreso ratificó el memorándum de entendimiento con Irán

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CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN

Período 130º

24° Reunión – 2° Sesión extraordinaria – 21 de febrero de 2013

O.D. N° 1.493/13

MEMORÁNDUM DE ENTENDIMIENTO ENTRE LOS GOBIERNOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA Y LA REPÚBLICA ISLÁMICA DE IRÁN SOBRE TEMAS VINCULADOS AL ATAQUE TERRORISTA A LA SEDE DE LA AMIA

Sr. Presidente. – Corresponde considerar el dictamen de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto, de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales en el proyecto de ley por el cual se aprueba el Memorándum de Entendimiento entre el Gobierno de la República Argentina y el Gobierno de la República Islámica de Irán sobre los temas vinculados al ataque terrorista a la sede de la AMIA, en Buenos Aires el 18 de julio de 1994.

En consideración en general.

Tiene la palabra el señor senador Pichetto.

Sr. Pichetto. – Los miembros informantes del proyecto sobre el Memorándum del acuerdo van a ser los señores senadores Filmus y Fuentes. Ambos van a compartir los treinta minutos que tienen los miembros informantes de cada bloque, y después cada senador tendrá diez minutos, como lo hacemos de manera habitual. Primero hablará el senador Filmus y después el senador Fuentes, completando los treinta minutos que les corresponde.

Sr. Presidente. – Sí, la idea es treinta minutos para los miembros informantes, diez minutos para los senadores que quieran hacer uso de la palabra y veinte minutos para el cierre de los presidentes de bloque. Si no hay objeción, este va a ser el mecanismo.

Sería bueno que confeccionemos la lista de oradores.

Tiene la palabra el señor senador Filmus.

Sr. Filmus. – Señor presidente: como señaló el senador Pichetto, compartiremos con el senador Fuentes el informe del tema que vamos a tratar.

No quiero impunidad. Quiero que los acusados por la masacre de la AMIA se vean cara a cara con la Justicia argentina. Quiero que se destrabe la causa. No quiero que ocurra lo que sucedió con el atentado a la Embajada de Israel.

Y esto no lo estoy diciendo yo. Casualmente ayer, caminando por la calle, un familiar de una de las víctimas de la Embajada de Israel se acercó y me dijo: ―No puede pasar lo que ocurrió con la Embajada. Los acusados tienen que estar cara a cara con la Justicia argentina.‖

Algo similar se dice en una carta que me mandaron cerca de veinte familiares y dos organizaciones: Memoria Activa y 18 J. La carta que me acercaron como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto dice lo siguiente: ―Sin duda, lo real y perfecto en nuestro régimen jurídico sea tener a los imputados en nuestro país para ser interrogado conforme lo dispone el Código ritual. Ante la imposibilidad de proceder de tal manera, se presenta este Memorándum de entendimiento que se encuentra sometido a vuestro conocimiento, que los que suscribimos entendemos viable y apoyamos en la medida que resulte útil para destrabar la tramitación de la causa y siempre que el juez a cargo de la causa encuentre a través del mismo viable la toma de declaraciones ajustadas al Código argentino.‖

Esto es lo que nos han dicho en la reunión del plenario de Comisiones. No puede haber impunidad. Estamos ante el atentado terrorista más grande de la historia argentina y uno de los más grandes del mundo. No puede ser que en este caso, insisto, a partir de la parálisis de la causa, repitamos la imposibilidad de encontrar culpables y de que esos culpables pongan la cara frente a nuestra Justicia.

Estos días se discutieron muchas cosas. En los temas más legales va a ahondar el senador Fuentes posteriormente, por lo que me gustaría referirme a qué es lo que estamos discutiendo hoy acá.

La lectura del Memorándum muestra que hay sólo dos caminos, o bien nuestra Justicia, como dice el punto 5 del Memorándum, puede por primera vez estar cara a cara frente a quienes la investigación mostró que son los acusados de semejante barbarie; o bien la otra parte, Irán no cumplirá el acuerdo y en ese caso no hay duda alguna de que la culpabilidad y la condena internacional a Irán serán mucho más fuertes. Hoy la Argentina los ha puesto en el banquillo de los acusados.

Creemos que es necesario destrabar la causa. Lo más fácil, señor presidente, es dejar todo como está. Lo más fácil, lo que no traería costos políticos es dejar la causa como está. Lo conocemos porque ocurrió en muchos países del mundo; y como me señalaba este familiar también ocurrió en la Argentina. El Memorándum es un esfuerzo para que efectivamente no haya impunidad, porque sabemos que cuando no se castiga a los culpables la historia puede repetirse.

Qué dijo el juez de la causa? El diario Clarín publicó que el juez del caso AMIA, Canicoba Corral señaló a última hora de ayer que no había leído en profundidad el acuerdo con Irán, pero que su viabilidad depende de cómo instrumentalmente se defina la forma jurídica. Dijo que si la ley que sale del Parlamento no colisiona con la Constitución Nacional, sería un acuerdo viable. Es decir que debiera tener la aprobación del Parlamento, que es lo que estamos haciendo ahora.

El miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Zaffaroni, ha planteado con profundidad que no es inconstitucional interrogar sospechosos fuera del país. Y tenemos en la Argentina una larga lista de jueces que lo han hecho: Lijo, Rafecas, Oyarbide, Servini de Cubría, Moras Mon, Torres, Giorgi, Moldes, etcétera. Señaló también que no es una novedad y que no se aparta del régimen jurídico argentino.

En la reunión plenaria de la Comisión, donde se han dado un sinnúmero de argumentos, con sinceridad, no hemos escuchado ningún fundamento que permita suponer que algo de lo que ocurra aquí pueda tirar atrás la causa. No hemos escuchado un solo argumento, porque no está vinculado a la causa. La causa sólo puede avanzar y de ninguna manera, porque no es vinculante, puede ser impactada negativamente por este proceso. El esfuerzo del gobierno argentino y de nuestra presidenta ha estado dirigido a poder avanzar; y ese es el camino por el que sin lugar a dudas estamos peleando.

Por otra parte, ningún argumento ha puesto en dudas que sólo el juez argentino puede definir la salida de la ―lista roja‖ de la Interpol de quienes están acusados. Estos dos elementos, la imposibilidad de volver atrás sin autorización del juez respecto de la Interpol y que no se puede tirar atrás la causa, bastarían para que avancemos sin entrar en ninguna de las cuestiones menores respecto de la política interna de la Argentina y tener una política de Estado para avanzar en la justicia y en el fin de la impunidad.

Quiero señalar que, como integrante del primer gabinete entre 2003 y 2007 acompañando al doctor Néstor Kirchner, este gobierno tiene autoridad para decir que el objetivo de este Memorándum es el que estamos señalando, de que no haya impunidad, porque este es el gobierno de la memoria, la verdad y la justicia. Este gobierno tiene autoridad porque es la primera vez que la Argentina en todos los foros internacional y en particular en las Naciones Unidas ha planteado este tema con profundidad.

En ese sentido, me acuerdo en aquel memorable discurso que me tocó acompañar como ministro de Educación, junto con miembros de la comunidad judía también, donde Néstor Kirchner planteó en 2007, como luego lo hizo Cristina Fernández una y otra vez, la necesidad de que Irán colabore con la Justicia argentina. Esto lo ha planteado en todos los foros, lo hemos señalado una y otra vez: hay que destrabar la causa porque no podemos dejar que muera.

Memoria, verdad y justicia han sido los elementos que este gobierno ha llevado adelante desde el primer discurso inaugural de Néstor Kircher y luego con Cristina Fernández de Kirchner. En todas las áreas que tienen que ver con la no impunidad de cualquier violación de derechos humanos, ellos fueron quienes lo pusieron sobre el tapete. No hay forma de juzgar a un régimen, a una Nación, sino se encuentra a los culpables y el juicio no llega a la verdad. Se juzgó al régimen nazi en Nüremberg a partir de desentrañar quienes fueron aquellos que cometieron las aberraciones, aunque por supuesto que no se llegó a todos. Nosotros necesitamos saber quiénes cometieron la aberración de esa bomba terrorista que le costó la vida a tantos seres humanos. No estamos discutiendo otra cosa que eso, señor presidente.

No hay otra discusión. Ese es el tema central y lo que está en discusión es si este Memorándum ayuda a alcanzar el objetivo de destrabar la causa para que continúe el proceso y se pueda condenar a los culpables. Todo lo que sea en contra de ello va a favor de la impunidad.

Hemos escuchado, con sinceridad, a quienes dicen que detrás del Memorándum hay intereses económicos. Todos sabemos que no es así; entrar en ese debate es ingresar en el debate chiquito. Podemos discutir quiénes creen o quiénes creen menos respecto de las posibilidades de éxito del memorando, pero no del sentido de alcanzar la justicia y castigar a los culpables.

No es verdad que sea el interés económico del comercio con Irán el que mueva este acuerdo; todos ustedes lo saben y puedo mostrar cuál es la evolución del comercio con dicho país. Todavía hoy estamos en niveles inferiores en proporción a las exportaciones argentinas respecto de las que teníamos a principios de 2000. Todos sabemos que cuando el comercio con Irán se redujo es porque dicho país fue quien negó la posibilidad de las exportaciones argentinas. Y todos sabemos también que es un tema que está fuera de discusión.

Al respecto, un artículo del diario Clarín de 2000 señala: A pesar de los resquemores que puede despertar en la comunidad judía, el secretario de Agricultura, Antonio Berhongaray, acordó el jueves en Canadá la venta de trigo, maíz, arroz y aceite a Irán por 500 millones. Esta exportación podría duplicarse –como efectivamente ocurrió al año siguiente– e implica, dice el artículo, la reanudación de las relaciones comerciales con Teherán.

La Argentina había roto las relaciones comerciales con Irán luego del atentado de la AMIA, cuando la Justicia encontró como principal sospechoso a Hezbollah. Pero Berhongaray dijo ayer a Clarín: Nosotros actuamos con la conciencia limpia.

El acercamiento a Irán se da después de que el presidente de la Rúa pidiera perdón por el papel que cumplió la Argentina tras el Holocausto, cuando durante la presidencia de Perón se abrió la puerta a los criminales nazis. La posición iraní es que Hezbollah tiene su base en el Líbano, decía Berhongaray, y el Líbano depende de Siria y no de Irán. Pero, además, decía que en Irán hubo un importante cambio político. Y cuando el periodista le pregunta por qué, responde que Irán tiene una ventaja adicional: siempre paga puntualmente lo que compra. Es difícil plantear que este Memorándum tenga un interés económico.

El mismo diario sostenía en 2000 que el embajador israelí en la Argentina presentó su protesta ante la Cancillería por las declaraciones del secretario de Agricultura; no puede ser que se abran relaciones con Irán como contracara del perdón presidencial por el papel que jugó la Argentina luego del Holocausto. Es faltarle el respeto, por supuesto, a las víctimas del atentado y a las víctimas del Holocausto.

Tampoco está en discusión, señor presidente, nuestra caracterización respecto del régimen de Irán. No está en discusión esa cuestión. El régimen de Irán niega el Holocausto; niega la existencia del Estado de Israel; agrede y persigue a las minorías. Nada tenemos que ver con esa manera de pensar. Nada tenemos que ver con esa manera de ver el Holocausto, ni al Estado de Israel, ni a las minorías. Y no lo digo acá sino que el gobierno argentino lo ha dicho en todos los foros internacionales.

En efecto, me tocó como ministro de Educación formar parte del único país latinoamericano integrante de la fuerza –la task force– que investiga y estudia juntamente a 31 países el tema del Holocausto, a fin de que no pierda vigencia. Lo ha hecho la Cancillería argentina en todas las declaraciones internacionales. Además, así se hizo en el Congreso de la Nación cuando se aprobó una declaración que apoyaba al gobierno argentino que había decidido expulsar del país al obispo Williamson por negar el Holocausto. Esa es la posición del gobierno, que no va a cambiar porque son temas de base, de principio, de fundamento y de carácter histórico para la Argentina, ya no solo para este gobierno.

También, coyunturalmente, me tocó estar en 2005 junto con el ex presidente Néstor Kirchner y con la actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el campo de concentración de Dachau. Me tocó estar en el Museo Judío de Berlín y compartir el dolor, el sentimiento y la indicación del presidente en aquel entonces –hecho que salió en todos los diarios– respecto de que el Holocausto debía ser trabajado en todas nuestras escuelas. Así lo hemos hecho, elaborando materiales específicos para que el día del Gueto de Varsovia y el día del Holocausto sean jornadas de reflexión, a efectos de que en la humanidad nunca más vuelvan a ocurrir esos horrores. Para quienes estamos en la educación, se trata de un tema central. Decía Adorno en su momento, que si hay una misión de la educación es que no se repita el Holocausto.

Respecto de quienes piensan que este memorándum significa un acercamiento a esas posiciones de Irán y un declinamiento de las históricas posturas de la Argentina –y es probable que no haya representantes aquí de esas fuerzas políticas–, sinceramente, debo decir que creo que son los mismos que designaron al responsable de la seguridad de la Ciudad de Buenos Aires. Reitero que me tocó en soledad golpear las puertas porque el jefe de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires había sido procesado por encubrir esta causa. Pero nos decían que había sido recomendado por la embajada de Estados Unidos y de Israel. ¡Fue procesado por ser encubridor de esta causa!

Leeré textual lo que dice la causa. Se le imputa a Jorge Alberto Palacios el ocultamiento y la sustracción correspondiente al producido de las escuchas telefónicas en 1994. Hablamos de que esa designación ocurrió ahora. Luego, el mismo fiscal Nisman amplía la causa. ¡Lo cierto es que ese era el jefe de la Policía y nadie decía nada! En soledad, hubo que trabajar para que hubiera una condena y pudiera renunciar el jefe de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires: negacionismo por buscar impunidad.

Mucho antes de haber sido designado, ese mismo jefe de la Policía escribió el libro Terrorismo en la aldea global. ¿Qué se expresa en ese libro respecto de la Segunda Guerra Mundial, por no decir qué dice respecto del propio surgimiento del Estado de Israel y de cuáles son las razones del conflicto de Medio Oriente? Al aludir a la Segunda Guerra Mundial y a Europa, sostiene que la destrucción de los tres principales imperios de Europa generó nuevos esquemas; en general, fueron autoritarios, tal como se dio en Alemania y en Italia. El nazismo y el fascismo fueron autoritarios, indica, junto a la nueva amenaza que significaba el comunismo. También se refiere a que en septiembre de 1939 se produce la invasión a Polonia, país que Gran Bretaña y Francia se habían comprometido a ayudar si eso ocurría. Esas dos naciones le declararon la guerra a Alemania; Alemania es derrotada y capitula documentalmente en mayo de 1945.

¿Alguien me puede explicar si hay un negacionismo más grande de lo que pasó en la Segunda Guerra Mundial y de lo que fue el Holocausto o la Shoah que lo que acabo de leer? ¿Dónde estaban las voces para alzarse y decir que ese negacionismo, que reafirmamos y que no se puede tolerar, estaba acá? El otro día, en un acto frente al Museo del Holocausto, vimos a aquellos mismos que avalaron que este hombre, también procesado por espiar a los familiares, fuera el jefe de la Policía. Insisto: ¿qué estamos discutiendo? No estamos discutiendo las posiciones de fondo del Estado argentino –no del gobierno– frente al Holocausto –la Shoah–, frente a la existencia del Estado de Israel y frente al respeto a las minorías. No se trata de posturas coyunturales. Probablemente, este gobierno las haya puesto en un nivel más alto.

También, se ha dicho en estos días que se trataba de un acercamiento a las políticas de Irán. Leeré algo del Senado. Me refiero a noviembre de 2006, época en que quien les habla no era senador sino ministro de Educación. Estamos hablando del mismo año en que nosotros estábamos avanzando en el juicio y en la pista iraní, y en el que se solicita a Interpol el avance en las acusaciones hacia los miembros iraníes. Este Senado, en noviembre de 2006, a través de un decreto, aprueba la creación de una Comisión de Amistad con la República Islámica de Irán que tiene como objetivo promover la armonización legal, promover las inversiones y la cooperación, facilitar el comercio bilateral y, como todos ustedes saben, un conjunto de objetivos más.

Me he extralimitado en el tiempo que me corresponde y el senador Fuentes debe hacer uso de la palabra. Pero querría volver a como empezamos. Querría volver al elemento central de este debate: ―Yo quiero que no haya impunidad‖, me decía este familiar. ―Yo quiero que los acusados por el crimen de la AMIA enfrenten la Justicia argentina‖.

Como muchos que están acá –me imagino–, hace dieciocho años que vamos al acto en homenaje a las víctimas y como recordatorio de la barbaridad que ocurrió en la AMIA. La mayor parte de esos años, señor presidente, fui a buscar a mi hija al colegio y me emocioné cuando la sirena, a la misma hora, nos señalaba el horror que no tiene que volver a ocurrir. Dieciocho años de reclamo, como en todos los aspectos, para que avance la causa. No me he referido, porque todos las conocemos, a cuáles fueron las razones que nos hicieron perder las pruebas; cuáles son las razones que nos hicieron perder los más preciosos años y la credibilidad de nuestra Justicia en algún lugar del mundo cuando pedimos una detención que no pudo ser. Todos lo sabemos.

Con sinceridad, podemos tener distintas miradas. Podemos apostar en forma diferente al grado de éxito de este memorándum. Debemos tener una mirada de Estado. La actitud de coraje de nuestra presidenta en el sentido avanzar en un camino hasta ahora no explorado por la Justicia argentina en la causa AMIA merece, sin lugar a dudas, el acompañamiento de todos. Pero si así no fuere, lo que no merece de ninguna manera es lo que hemos escuchado en varios lugares respecto de que el objetivo de este memorándum es el contrario al que estamos buscando.

Señor presidente: es fácil dejar las cosas como están. Es fácil que esta causa, como me decía el familiar de la víctima de la Embajada, termine como terminan tantas otras y no tengamos delante de nuestra Justicia a los acusados. Necesitamos que se abra el proceso. Sabemos que no es fácil. Sabemos que es difícil si hay del otro lado de la firma del memorándum objetivos oscuros, si hay falta de colaboración del otro lado del memorándum. La causa argentina, respecto de la que hemos logrado que Interpol ponga a muchos en la lista roja, se habrá fortalecido. Habrá quedado todavía más en evidencia quiénes son los culpables aun cuando –como sabemos– por la Justicia argentina, por nuestra Constitución y nuestras leyes no los podamos juzgar en ausencia.

Termino. Espero que un día vayamos con nuestros hijos y les podamos decir mientras suena la sirena –la sirena seguirá sonando por siempre porque ya no hay forma de que las víctimas estén con nosotros– que la Argentina es el país que, más allá de los formalismos y de las pequeñeces, pudo avanzar en terminar con la impunidad. Esa sirena puede significar al mismo tiempo, señor presidente, el horror pero también la esperanza en la justicia. No hay otra forma. Sabemos que hay otros que piensan en otro mecanismo. Nosotros no tenemos otra forma que no sea la justicia. Y el pueblo argentino, que ha tenido la paciencia para esperar la justicia y nunca la venganza en tantos hechos que nos han dolido tan profundamente, en este también va a tener la decisión de no dejar de lado la justicia y de avanzar para que nunca más haya terrorismo, para que nunca más tengamos que lamentar muertes, para que no haya más sirenas y para que podamos lograr el fin de la impunidad.