Un síntoma que se repite

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por Daniel Filmus*

Albert Einstein solía afirmar que uno de los primeros síntomas de pérdida de contacto con la realidad es repetir varias veces una misma acción esperando que arroje resultados diferentes. Lejos de sacar conclusiones que les permitan modificar sus estrategias luego del rotundo resultado electoral del 23 de octubre pasado, es posible observar la reiteración de este síntoma en un conjunto de actores que conforman la oposición al gobierno nacional.

Repite su accionar la oposición política cuando niega cualquier mérito a las acciones llevadas adelante por el Gobierno, inclusive cuando se trata de medidas que ellos mismos venían reclamando, como es el caso de los subsidios. Esta estrategia ya los llevó al fracaso en las últimas elecciones, sin embargo la reiteraron a la hora de realizar el balance de las mismas. Con el objetivo de desestimar los aciertos de las políticas del Gobierno y su impacto en la mejora de las condiciones de vida de nuestro pueblo, prefirieron seguir las orientaciones de los grandes medios y autoadjudicarse las culpas por no haber podido sumar a toda la oposición en una única opción electoral. ¿Imaginan que era posible sumar los votos de Duhalde y Binner? ¿Sumar los electores de Altamira y Alfonsín? Esta negación de los avances que se han producido y se siguen llevando adelante en el país dificulta la perspectiva de contar con una oposición constructiva, que acompañe la posibilidad de elaborar políticas de Estado en aquellas áreas estratégicas que lo requieren.

Repiten su accionar quienes concentran el poder económico cuando intentan desestabilizar y condicionar el futuro gobierno de Cristina a partir de la especulación financiera y de los «golpes de mercado». Estos intentos ya han mostrado su ineficacia frente a un Estado dispuesto a intervenir decididamente para impedir la apropiación regresiva de la riqueza a favor de las minorías. Las respuestas gubernamentales a las estrategias especulativas implementadas durante la disputa por la resolución 125, en el contexto de la crisis internacional de 2009 y en muchas otras ocasiones desde el 2003, son un ejemplo de ello. El fracaso de las recientes operaciones financieras destinadas a especular respecto del valor del dólar y desestabilizar la economía y las reservas argentinas muestra que las experiencias anteriores no han servido de aprendizaje para estos sectores. La solidez económica que se sustenta en el modelo de desarrollo económico con justicia social e integración regional, la fortaleza política que proviene del masivo apoyo popular expresado en las últimas elecciones y el liderazgo, coraje y capacidad de decisión de Cristina generan las condiciones que permiten contar con un Estado fuerte capaz de resistir y salir fortalecido de este tipo de embates. Sin embargo, la persistencia y reiteración de actitudes desestabilizadoras de los sectores afectados por las políticas distributivas exigirán un alerta permanente no sólo del Gobierno sino también un esfuerzo de organización de las fuerzas sociales y políticas que constituyen su principal base de sustentación.

También repite su accionar la corporación mediática cuando continúa distorsionando la realidad a través de un mensaje único que invisibiliza los logros del Gobierno y trata de mostrar una realidad donde se absolutiza el conflicto, la crisis y la violencia. Este sector ha sido uno de los que menos ha aprendido de sus recientes fracasos electorales. Con escasa capacidad de autocrítica, no sólo intenta descargar las culpas en sus socios (los actores de oposición política y económica que mencionamos anteriormente) sino que se «desresponsabiliza» respecto de las razones que produjeron que su estrategia comunicacional tuviera un efecto «boomerang» a la hora de la definición del voto. Después del 23 de octubre, intentaron transformar mediáticamente el triunfo del Gobierno en derrota de la oposición, la especulación financiera de unos pocos en crisis del conjunto del modelo de crecimiento, la eliminación progresiva de los subsidios en aumento de las tarifas de los servicios públicos; la defensa corporativa de dirigentes gremiales aeronáuticos en el fracaso de la gestión de la aerolínea de bandera, etc. A la inversa de lo que estos medios proponen, ahora son ellos los que arrastran a la derrota a sus aliados. Dicho en otros términos, actualmente uno de los principales factores del rechazo de la población hacia los partidos políticos de la oposición y hacia las acciones llevadas adelante por la especulación financiera, es la falta de credibilidad de la corporación mediática que los defiende.

En todos los casos que analizamos, la repetición de estrategias que ya fracasaron no sólo muestra una escasa capacidad de elaboración constructiva, compleja e inteligente respecto del papel de la oposición sino que va deteriorando su capacidad de incidir en la realidad y en la conciencia del pueblo. De esta manera, los partidos políticos opositores se alejan cada vez más de convertirse en alternativas serias de alternancia democrática en el Gobierno. Los sectores concentrados de la economía fuerzan al Estado a adoptar medidas que restringen cada vez más su capacidad de apropiarse especulativamente de la riqueza a distribuir y los medios aceleran su proceso de falta de creatividad y ponen en evidencia la necesidad de multiplicar las voces y la capacidad de expresión de nuestro pueblo.

Hasta aquí hablamos de la oposición, pero ¿el Gobierno, también repite? Tanto los discursos de Cristina, como las acciones implementadas a partir del triunfo electoral parecen mostrar que no, que el Gobierno no está dispuesto a repetir acríticamente las estrategias que fueron exitosas en los períodos anteriores. Es posible afirmar que el Gobierno ha decidido sostener el mismo rumbo, los mismos objetivos estratégicos pero al mismo tiempo dar cuenta de los nuevos desafíos que exige la etapa que se inicia. Ya no se trata únicamente de reiterar las medidas que permitieron sacar el país del infierno de la crisis del 2001/2, ni las que posibilitaron enfrentar a las grandes corporaciones para mejorar la distribución del ingreso y ampliar derechos en los últimos años. Cristina definió con precisión los desafíos de la nueva etapa cuando planteó la necesidad de cambios en clave de «sintonía fina». En el nuevo contexto internacional, se trata de mayor calidad y precisión en las políticas dirigidas a atender las asignaturas pendientes con el objetivo de mejorar la distribución de la riqueza privilegiando los sectores mas rezagados, de profundizar un modelo económico basado en la industrialización integral, el trabajo, la educación, la ciencia y la tecnología, de ampliar los horizontes de la igualdad de derechos para todos y todas y de profundizar la democracia. En mantener la capacidad de innovar, de enfrentar con mirada audaz los nuevos desafíos, de no transitar caminos ya recorridos, de recrear permanentemente la política que ha impulsado el kirchnerismo desde el 2003, radica buena parte de la fuerza que se necesita para consolidar definitivamente el proyecto nacional.

* Senador nacional (Frente para la Victoria).

 

Fuente: Diario Página 12, 29 de noviembre de 2011